El
consejero de Sanidad de Castilla-La Mancha, Jesús Fernández, compareció ante
los diputados regionales para informar de manera muy extensa acerca del brote
de legionela que sufrió la población ciudadrealeña de Manzanares en el último
mes. El responsable de la cartera explicó cada uno de los protocolos que siguió
tanto su equipo como el del servicio regional de salud, junto a la Dirección
General, liderada por Manuel Tordera. Fernández explicó que los médicos están
obligados a declarar de forma periódica los casos de legionelosis y ha
reforzado que los profesionales han “cumplido con su tarea”.
El
recorrido seguido por el consejero se inicia en el 11 de diciembre, cuando se
detectan los primeros cuatro afectados por el brote en pocas horas. “Esta
primera respuesta explica por qué se actuó de forma tan inmediata y afectiva”,
aseguró Jesús Fernández, quien también explicó que los posibles focos fueron
cerrados y se tomaron muestras en todas las posibles instalaciones de riesgo
ubicadas en Manzanares, priorizando las del polígono de la localidad. Mientras
tanto, los profesionales sanitarios descartaban a todos quienes ingresaban en
urgencias.
“Cuanto
antes actuáramos, menor incidencia tenía el brote sobre la población”. La
consejería de Sanidad instauró también una comisión permanente de seguimiento
del brote, informó el responsable, que se encargó de, entre otras tareas,
seguir la situación, coordinar el envío de muestras, controlar el
funcionamiento, y la coordinación con instituciones a nivel nacional. También
se lanzó una comisión técnica, en la que participaron profesionales
involucrados en el tratamiento del brote.
Fernández
explicó que ni él ni Emiliano García-Page comparecieron en repetidas ocasiones,
ya que pretendían mantenerse en un segundo plano, con un objetivo: “dejar
trabajar a los profesionales”. “Hemos estado pendientes y apoyando y no
entorpeciendo el trabajo”, aseguró el responsable de Sanidad quien ha asegurado
que tampoco han querido permitir una situación de alarma, y por eso se ha
mantenido información diaria a los medios de comunicación, con el número de
afectados y el de ingresados.
En
sus conclusiones, Jesús Fernández ha dado las condolencias a las familias de
los cuatro fallecidos pero también ha aclarado que la consejería “mira al
futuro” reflexionando sobre la mejora continua para afrontar estos desafíos de
la salud pública. “Debemos incidir en una mayor responsabilidad y capacidad de
autocontrol, mantenimiento y revisiones de las instalaciones de riesgo”,
aseguró el consejero. El responsable también calificó la actuación del Servicio
de Salud regional como “positiva, por no decir excelente” y ha señalado que los
profesionales se merecen “todo nuestro respeto”.
Fernández
se ha defendido también de las acusaciones que han pedido su dimisión, del
Partido Popular, a lo largo del brote de legionela. “No ha sido una crisis del
sistema sanitario. La respuesta ha sido ejemplar y eficaz. Algunos hubieran
deseado crisis, afortunadamente no ha sido así”, aseguró el consejero de
Sanidad. “Cuando se piden dimisiones en estas situaciones, se intenta
entorpecer el fortalecimiento del Servicio de Salud, que nos dejaron bajo
mínimos”, aseguró el responsable sanitario, quien también advirtió de que
factores como la “incertidumbre, la confusión o la sensación de urgencia crean
angustia”.
Desde
Podemos, José García Molina pidió enérgicamente que no se hiciese “batalla
política ni con la enfermedad, el sufrimiento o el fallecimiento de las
personas”, al tratarse de temas “demasiado delicados y serios”. El diputado
señaló que hay que estar “abierto” a escuchar los consejos y destacó que
siempre que se pidió información desde su grupo, la recibieron, por lo que
respetaron los procesos y procedimientos. “Esperamos un informe exhaustivo,
detallado y público”, anunció.
Por
su parte, la socialista Ana Isabel Abengonzar aseguró que la realidad es que
“no ha faltado comunicación ni coordinación”, mientras que el responsable de
Sanidad del grupo ‘popular’ pidió la dimisión de Jesús Fernández, mientras daba
un “suspenso” a Emiliano García-Page. “Eso es lo más grave, que el máximo
responsable de Castilla-La Mancha no haya merecido ni un solo minuto”, señaló
Carlos Velázquez quien definió el brote como la “crisis sanitaria más grave que
nunca ha tenido la región”.
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