El
anuncio en la página del Ayuntamiento del aumento del nivel de cloro residual
en la red de abastecimiento ha generado muchos comentarios. Aquí no sabemos el
motivo concreto, pero sí podemos informar de las razones generales que motivan
su realización.
En un sistema de tratamiento del agua,
la desinfección es el último paso para su potabilización. Se trata de una fase
imprescindible para evitar riesgos de enfermedad, por lo que no debe tratarse
como un elemento más, sino como un componente vital del sistema. La legislación
española obliga a que todas las aguas distribuidas por red o cisterna deben ser
desinfectadas.
Las
características principales de la desinfección son las siguientes:
Objetivo
de la desinfección: garantizar la calidad del agua desde el
punto de vista microbiológico y asegurar su inocuidad para la salud del
consumidor.
Como
actúa: eliminando los microorganismos patógenos del agua
capaces de producir enfermedades.
Mecanismo:
la acción desinfectante en el agua se puede
realizar de dos modos:
- Remoción de los microorganismos. Los
microorganismos son separados del agua mediante métodos físicos como
coagulación, floculación o filtración.
- Inactivación de los
microorganismos. Los mecanismos que provocan la inactivación de los
patógenos son los siguientes:
-
Destrucción de la pared celular de los microorganismos, o cambios en la
permeabilidad de la célula, permitiendo la penetración de la pared celular.
- Reacción con las enzimas de los
microorganismos, que causa inhibición del
metabolismo de la glucosa y provoca la muerte del organismo.
- Oxidación y destrucción de la materia
orgánica del agua, eliminando la fuente de alimentación de los microorganismos.
Fases:
-
Desinfección primaria: Elimina los patógenos y la materia
orgánica del agua presentes en la planta de tratamiento.
-
Desinfección secundaria: Evita que aparezcan patógenos durante
la distribución del agua, desde que sale de la planta de tratamiento hasta que
llega al consumidor. Esto se consigue asegurando la presencia de desinfectante
residual tras la desinfección, y durante todo el sistema de distribución hasta
el grifo del consumidor.
A
la salida de la ETAP (Estación de Tratamiento de Agua Potable) o del depósito
con sistema de cloración, el agua debe
contener un mínimo de 0,5 mg/l de cloro libre residual, manteniéndose un valor
mínimo de 0,2 mg/l en todos los puntos de la red de distribución
permanentemente. Cuando no exista desinfectante residual en las redes de
distribución se considerará una incidencia en el cumplimiento de la normativa.
CONSIDERACIONES
IMPORTANTES
La
desinfección no destruye todos los microorganismos presentes, por lo que
no hay que confundirlo con la esterilización:
- Desinfección -
Es la inactivación de microorganismos patógenos, con el objeto de conseguir
agua de calidad apta para el consumo humano.
- Esterilización -
Es la destrucción de todos los microorganismos presentes. Conlleva la necesidad de aplicar una dosis
mucho mayor de desinfectante, lo que aumenta el coste y la generación de subproductos
indeseados y sabores desagradables.
Hay
que tener en cuenta que no existe el desinfectante o la técnica perfecta, lo
más adecuado es elegir la técnica
disponible que mejor se adapte a las condiciones de la zona: población,
recursos, limitaciones, etc.
La
desinfección no debe sustituir a otras medidas que mejoren la calidad
previa del agua. Para que la desinfección sea efectiva, el agua debe tener una
calidad mínima, libre de partículas coloidales causantes de turbiedad y color,
que pueden obstaculizar la acción desinfectante.
Es
muy importante realizar una adecuada mezcla y dispersión del desinfectante en
toda la masa de agua para que el tratamiento sea homogéneo y no pierda
eficacia.
La
mayoría de desinfectantes producen subproductos de la desinfección, y
algunos de ellos son cancerígenos. Existe, por lo tanto, un riesgo potencial
asociado a la desinfección, pero es un riesgo muy bajo comparado con el peligro
derivado del consumo de agua sin desinfectar:
- El riesgo de mortalidad por
enfermedad diarreica (causada por el agua sin desinfectar) es 1000 veces mayor
que el riesgo asociado a ingesta de agua clorada.
- El riesgo de enfermar por diarrea es
1.000.000 de veces mayor que el riesgo por enfermar de cáncer asociado al agua
clorada.
El
equipo de desinfección está ligado, como ninguna otra parte del sistema, al
operador y a los mismos usuarios. Los desinfectantes, especialmente el cloro,
producen sabores y olores que pueden ser desagradables para los consumidores, y
generar el rechazo de la comunidad. Por ello se debe realizar una acción de concienciación
a todo el espectro social acerca de la necesidad de desinfectar, de sus
bondades y de los riesgos de una desinfección inadecuada.
El
personal que lleve a cabo actividades relacionadas con la desinfección
(mantenimiento, toma de muestras...) debe tener la formación adecuada.
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