Condenado a muerte en 1911, el Obispo de Ciudad Real consiguió del Rey la conmutación de la pena
Clemente, “El Uñas” era un cazador furtivo y popular de
Manzanares, pero la miseria y el paro le hicieron desafiar su suerte. Se presentó por denuncias varias veces ante la
Guardia Civil, y alguna vez esquivó su vigilancia. Un día cuando cazaba se vio
sorprendido por la pareja formada por los números Antonio Homero y Francisco
Cuchillero, propinándole una paliza de las que no se olvidan, hasta el punto de
dejarle el cuerpo totalmente amoratado, un tímpano roto y el fémur dislocado.
Fue auxiliado por un pastor que lo llevó en una burra a su domicilio, cerca de
la calle Calvario.
Por todo esto estuvo meses en forzada inactividad, pero
abandonó las muletas antes de tiempo porque el sustento le exigía hacer su
número. Robó una escopeta que tuvo que fue denunciado al Juzgado. Cuando el
alguacil le comunicó la citación no quiso presentarse temiendo que le fueran a
dar una nueva paliza.
Avisada
la Guardia Civil el 11 de noviembre de 1910, le enviaron una pareja formada por
el cabo Juan Ramírez y el número Antonio Homero, autos de los malos tratos
anteriores. Atemorizado “El Uñas”, tomó la escopeta y se salió por los corrales
ocultándose por una tapia aledaña al camino. Cuano regresaron los guardias
civiles y llegaban al punto donde él estaba, disparó dos cartuchos de
postas matando a Homero y dañando ligeramente al cabo. Seguidamente, se lanzó
al campo y no paró de correr hasta la corraliza de la Retamosa, en el término de Daimiel lindando con
Manzanares, lugar donde pernoctó. Durante los días 12 y 13 anduvo por los
términos de Almagro, Daimiel y Manzanares, aunque apartándose siempre de los
caminos y de otras vías de comunicación. Un día después, vio a dos Guardias
Rurales de Daimiel a los que les quitó el armamento, regresando por la noche al
corral de la Retamosa.
Dio un poco que hacer a la Guardia Civil, hasta el punto de
que se concentraron para detenerlo hasta sesenta guardias civiles bajo el mando
de don Enrique López Millán, Jefe de la Comandancia de Ciudad Real. Tras
numerosas búsquedas entre campesinos, el día 14 pudieron localizarlo en la
Retamosa, cruzándose varios disparos. Como “El Uñas” vio la superioridad numérica de la
Guardia Civil, como éste había rodeado la corraliza con la intención de esperar
hasta que se quedara sin munición y le obligara a rendirse, el bandolero
llegada la noche hizo una gran hoguera y colocó en el corral un “pelele” con
sus mismas ropas. Cuando entraron los guardias resultó que nuestro
vecino se había fugado deslizándose desnudo entre las patas de los caballos de
los civiles.
Irritados los guardias civiles iniciaron batidas por todos
los parajes entre Daimiel y Villarta de San Juan.
Fuente: Archivo diocesano
orgulloso de llevar su sangre
ResponderEliminar