Artículo de opinión de Pedro María Castellanos
Delegado de UPyD en Manzanares
Sobre un escenario comenzó
a mediados de 2011, la representación de una tragicomedia que duró toda una
legislatura. Fue el comienzo de una actuación en la que los personajes
principales se limitaron a actuar sin mirar al público y sin escuchar los cada
vez más sonoros abucheos.
El Gran Teatro acogió de
nuevo la sesión plenaria de investidura del nuevo alcalde de Manzanares. Sobre las tablas de un escenario comenzó este
año el baile de las ilusiones, con algunos momentos bochornosos que nos
avergonzaron a todos y que me obligaron a ausentarme del acto por vergüenza
ajena. Algunos piensan que esta legislatura será una nueva versión de aquella
pantomima que pudimos ver hace ya tiempo, cuando el recién investido alcalde,
tenía el papel de portavoz del gobierno. Otros, sin embargo, piensan que será
un “remake” de la misma obra que
hemos estado viendo durante los últimos cuatro años, es decir, distintos
actores pero el mismo guión. Ambos casos serían fatales para nuestra
localidad.
Lo que sí está claro es que
el elenco de actores secundarios es mucho mayor. Destaca entre todos ellos la
figura del Concejal de UPyD. Éste ha demostrado durante toda la campaña que mira
a la gente a los ojos. Mientras los otros interpretarán su papel fijándose en
sí mismos, él se detendrá a escuchar lo que los vecinos, el público, tiene que
decirle. Jerónimo, actor del método, el
método de UPyD, defiende la idea de que es el público el que debe moldear su
actuación. Entiende que trabaja para todos y cada uno de los casi 19 mil
directores de escena que tiene esta obra y lo más importante, le ha prometido a
todos los que el pasado 24 de mayo compraron la entrada para verle, a los que le
votaron, que si no les convence, les devolverá el dinero; en otras palabras,
que si no les convence su actuación dentro de cuatro años le saquen de la
escena, no volviéndole a prestar su confianza en forma de voto.
Permítanme un consejo al
resto del reparto, cuidado porque a veces, un solo actor, aunque sea
secundario, puede acabar convirtiéndose en el verdadero protagonista,
arrebatándole el Goya a la transparencia y al trabajo duro a quienes en
principio y sin ni siquiera empezar la función, ya están celebrando que lo
recibirán.
Y para concluir, y
siguiendo el símil teatral que ha servido de hilo a este artículo de opinión,
sólo puedo desearle mucha mierda a todos, porque de todos depende el futuro de
nuestra localidad.
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